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¡Abrí el pecho, abrí tu corazón!

Cuando nos sentimos plenos, nuestro corazón va liviano, se abre y nos acerca a la naturaleza, a las personas y a todo lo hermoso que nos rodea. Por eso, esta vez quise enfocarme en anahata, el chakra del corazón.

Para descubrir por qué es tan importante cultivar este chakra, abrir el pecho y cuáles son las mejores asanas para hacerlo, ¡seguí leyendo!


Qué es el anahata?


Este es el cuarto chakra, también llamado “Chakra del corazón”. En sánscrito, “anahata” se puede traducir como “sin daño”, bajo la certeza de que, a pesar de todas las experiencias y vivencias no tan buenas que pueden dejar una huella en nosotros, esta área se mantiene pura, impoluta. Está en el pecho, justo en el centro, y tiene tres chakras por debajo y otros tres por encima. De esta forma, conecta lo terrenal con lo espiritual. Es el que rige el corazón, los pulmones, el sistema linfático y la glándula del timo. La capacidad de sentir está presente en los siete chakras, pero lo que sí tiene este de particular es que nos permite identificar nuestros sentimientos, verlos como desde afuera, para poder evaluarlos.


Por qué es tan importante abrir el pecho?


Al estar ubicado en el pecho, es fundamental trabajar este chakra. Al enfocar nuestra práctica en la apertura del mismo, somos capaces de conectar con nuestros sentimientos y los de los demás. Al estar asociada al corazón, la apertura de pecho se traduce en compasión, dejar caer las barreras que nos separan de los otros, abrirnos a conectar a nivel emocional, dejar de lado el ego, perdonar y encontrar la paz. Por otro lado, en el plano físico, las asanas de apertura del pecho desafían al cuerpo a contrarrestar la mala postura que resulta de pasar mucho tiempo sentado en la computadora, viendo tele o estudiando, todas cosas que tienden a encorvarnos. De esta manera, relajan los hombros, alivian el dolor de espalda, reactivan la circulación y, para las mujeres, regulan el período menstrual y los dolores asociados a este.


LAS MEJORES ASANAS PARA ABRIR EL PECHO


Cobra: Esta asana tan conocida es una de las que más favorecen la apertura de pecho. Empezá acostado boda abajo, con los empeines apoyados en el suelo. Con la frente apoyada, colocá tus manos a los lados de tu pecho y, empujando el piso con ellas, elevá el pecho lo más que puedas, manteniendo la pelvis en el piso y llevando la mirada hacia arriba. Es importantísimo que te concentres en que tus codos no se separen de tu cuerpo. Estirá hasta donde puedas, no importa si tus brazos quedan flexionados por ahora, siempre y cuando no los alejes de tu cuerpo.

Camello: Para hacer esta asana, ponete de rodillas, con estas alineadas al ancho de cadera. No tenés que estar sentado sobre los talones sino erguido sobre tus rodillas. Levantá un brazo por encima de tu cabeza y trazé un arco hacia atrás hasta agarrarte el tobillo de ese mismo lado. La cabeza tiene que ir siguiendo el trayecto de la mano. Después, sin soltar ese tobillo, llevá tu otra mano, de la misma forma, hasta el otro tobillo. Mantenete ahí con las caderas hacia adelante y la cabeza hacia atrás. Si te es más fácil, te podés agarrar de los talones. Hacé varias respiraciones manteniendo la postura y desarmala bien despacio.

Pez: Acostado boca arriba, poné las manos, con las palmas hacia abajo, debajo de los glúteos. Empezá a elevar el pecho del piso, ayudándote con la presión de las manos y apoyándote en los codos, y dejá caer la cabeza hacia atrás hasta apoyar la corona de la cabeza en el suelo. Mantenete así durante varias respiraciones. Para desarmar esta asana, volvé a bajar lentamente el pecho hasta recostarte en el piso, y apoyar la cabeza de nuevo suavemente.

Arco invertido: Recostate sobre tu espalda y flexioná las rodillas, de manera que tus pies queden cerca de tus glúteos. Ahora, apoyá las manos a los costados de tu cabeza, cerquita de los hombros, con los dedos apuntando hacia tus pies. Tus codos van a quedar apuntando hacia arriba. Con las manos y los pies bien plantados en el piso, elevá  del suelo primero la cadera y después el pecho, haciendo fuerza con las manos. Vas a terminar con todo el cuerpo apoyándose en tus manos y pies, extendido hacia arriba y con la cabeza hacia abajo. Esta asana genera una súper apertura de pecho, con todos los beneficios que eso conlleva.


EJERRCICIOS DE RESPIRACIÓN


Para cerrar el tema de hoy te comparto una rutina que me encanta hacer todas las mañanas para empezar el día con la mayor apertura y expansión posible.

- Sentate cómoda/o en la cama o donde te quede mejor. - Cruzá las piernas y cerrá tus ojos. - Inhalá y exhalá por nariz contando en 6 tiempos. - Llevá las manos a tu corazón y apoyá una sobre la otra. - Sentí el ritmo de tu corazón y mantenete observando. - Observá la apertura que se genera con cada inhalación y la serenidad que viene luego de cada exhalación. - Traé las rodillas al pecho, abrazarte y repetí hace adentro: ¨Abro mi corazón al día que me espera hoy¨

Beneficios:

 - Comenzar el día con mayor conciencia sobre tu estado interno. - Relaja la menta y te prepara para nuevos desafíos con mayor apertura. - Calma tu cuerpo y tu mente y te trae al momento presente.


Como podés ver, la apertura del pecho está repleta de beneficios para las diferentes dimensiones de tu ser, por eso en clase siempre incluimos varias de estas asanas. Probalas después de un día muy pesado o cansador y sentí como te mejoran el ánimo, hacen tu respiración más profunda y te relajan toda la espalda, a la vez que profundizás en tus sentimientos y abrís bien enorme tu corazón. Contame cómo te fue.

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